Fernando continúo cumpliendo “deseos”
durante las siguientes horas, hasta casi conseguir la sensación de encontrarse
en un paraíso terrenal, había realizado todo lo que deseaba, había conseguido
ser feliz, y sin hacer grandes esfuerzos, en cada una de estas acciones, dejó
un mensaje, para aquellos que quería o para que alguien se sintiera mejor,
quizá algunos jamás serían leídos, pero al menos le habían servido para
reflexionar. Faltaba apenas un minuto para que se cumplieran las veinticuatro
horas, y entonces decidió sentarse en la misma habitación donde un día antes
había encontrado la carta con tal noticia, estaba esperando la llegada de la
muerte, eso sí, se sentía totalmente realizado, y contento, pues había cumplido
con todo lo que un día soñó.
La muerte apareció, pero con una sorpresa, le
explicó a Fernando que lo había vigilado durante esas horas, y que se había
dado cuenta de que no podía llevarse de la vida a una persona que había
afrontado así la noticia, que había reaccionado de tal forma y que además había
tratado de ayudar a sus seres queridos e incluso a desconocidos, por tanto, le
perdonaba la vida. Esta noticia alegró mucho a Fernando, y cuando se lo explicó
a todos los que había dado la noticia, nunca le llegaron a creer, pero no le
importaba, había conseguido demostrar que nada es imposible.