Twitter: @JaviVillegas97

miércoles, 19 de noviembre de 2014

"El mayor premio es compartirlo"

Supongo que  la mayoría de ustedes ya habrán visto el anuncio de la lotería de estas navidades, y aunque la prensa y los críticos ya han utilizado una gran cantidad de adjetivos: lacrimógeno, optimista, irreal… He decido escribir unas líneas para reflexionar acerca del anuncio, y sobre todo de su mensaje.

“El mayor premio es compartirlo”, con ese slogan nace la campaña de la lotería de este año, que en una situación que aún continúa siendo de apuros económicos para gran parte de la población española, hace un llamamiento a esa solidaridad que tenemos, a ese valor que tienen las relaciones humanas por encima de lo económico. Lo reconozco, el anuncio se asemeja más a un cuento de hadas que la vida real, eso es irrefutable; pero a pesar de eso, y aún siendo ateo existen motivos para creer en la Navidad, como acontecimiento social y cultural, en el que todos, independientemente de nuestras creencias, sometemos a cambios nuestras pautas habituales de comportamiento; y no hablo precisamente de poner el Belén, o de montar el árbol de Navidad, me refiero a ese sentimiento de solidaridad, de generosidad que se respira incluso en los centros comerciales agolpados por la necesidad de ligar Navidad y consumismo. No sé si son cosas mías, o que he visto muchas pelis americanas, pero en Navidad, todos somos mejores personas, o al menos no tan malas; el que no se conforma es porque no quiere.

Volviendo al anuncio, quiero decir que aunque la situación que se plantea a simple vista parece utópica, conforme se acerca la Navidad, se me va desdibujando esa primera idea de quimera. El mayor premio, efectivamente, no es que te toque la lotería, sino compartirlo o tener a alguien con quien compartirlo, un hombre infinitamente rico que no cuente con unos lazos sociales que le permitan vivir en un clima de solidaridad, se torna, en cambio, en un hombre infinitamente pobre. Por ello, ojalá que el anuncio de la lotería nos sirva para trasladar un poquito de ese sentimiento de amistad y de unión a nuestra vida, a nuestro día a día.


La felicidad no emana del dinero, sino y en todo caso, de su utilización, y qué mejor manera de darle uso que con aquellos a quienes queremos, perdonen si les suena demasiado remilgado, pero ya saben, la Navidad se acerca.