Antes que nada quiero aclarar que
no soy un gran entendido en cine, ni soy de los que se quedan en vela la noche
de los Oscar, y que me encanta Woody Allen, le pese a quien le pese. Ahora
bien, sé reconocer una buena película cuando la veo, y hoy quiero hacer una
breve crítica de la nueva versión de “Hércules”.
La película según su director y
la productora, se enmarca dentro del género de acción y aventuras, aunque más
bien, de forma personal lo incluiría en comedia, pero porque como dice el dicho
te ríes por no llorar. Hay que tener en cuenta que hacer una adaptación en la
que el personaje principal no es otro que Hércules o Heracles, como en verdad
debería llamarse, es complicado, pero una cosa es no salirse de lo mediocre y
otra caer en lo burdo y en la idiotez, como ocurre en este caso, no cabe lugar
a dudas de que Hesíodo se llevaría las manos a la cabeza al ver esto, o sin
irnos tan lejos, cualquier amante de la cultura clásica que en algún momento
haya tenido un cierto interés por la historia de Hércules.
El largometraje cuenta con un
presupuesto de cien millones de dólares, que en comparación con otras películas
del supuesto género, se quedan algo atrás, pero desde luego, dan de sobra para
hacer las cosas mejor, para empezar por hacer una elección digna de los
actores, que desde luego, dejan mucho que desear. El director tiene
pretensiones muy elevadas como puede observarse en el mensaje final de la
película, tratando de hacer ver que la heroicidad puede estar presente en cualquiera
que se supere y esfuerce, algo que no me parece mal, pero claro cuando lo haces
así, el héroe no es otro que el que aguanta la película entera sin dormirse. Sé
que se es muy crítico con el cine español, yo el primero, puedo contar con los
dedos de las manos las películas españolas que me han gustado, pero he de decir
que “Ágora” de Amenábar es infinitamente mejor y con la mitad del presupuesto,
aunque tampoco me enamora ni mucho menos.
Caso aparte es la actuación de
Irina Shayk, quien comentaba en una entrevista que nunca había recibido clases
de interpretación, algo que me resulta cuanto menos cómico, ya que los apenas
30 o 40 segundos que aparece en la película (y no trato de exagerar), es capaz
de hacerlos cualquiera que no haya subido a un escenario ni para una actuación
infantil, y lo digo sin acritud, dejando a un lado mi sentimiento colchonero.
En resumen, la película es mala,
parece que está hecha sin ganas y no se la recomendaría a mi peor enemigo,
porque cuando alguien sale del cine con el pensamiento de que le han estafado,
desde luego el director debería replantearse alguna que otra cosa, pero bueno
tal y como decía algún crítico profesional de cine, es una película con más dinero que cerebro.