Twitter: @JaviVillegas97

jueves, 7 de noviembre de 2013

Ingeniería Genética.


Einstein dijo: “Sólo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana, y de la primera no estoy completamente seguro”
Y que razón llevaba ¿verdad? Que estúpidos somos, algunos se quejarán diciendo que no los incluya, pero puede que precisamente esos sean los representantes más fieles de dicho colectivo, o al menos, que estén ciegos o no quieran admitir la realidad.

Bueno y ¿por qué escribo esto? Difícil pregunta, no por la complejidad a la hora de responderla, sino porque no sé muy bien por dónde empezar y cómo sintetizarlo.

Para mi el ejemplo más claro de la estupidez humana, no es otro, que el uso que le damos a los avances de la humanidad. Me refiero a inventos tan antiguos, allá por el Paleolítico, como el control sobre el fuego hasta otros tan recientes como  la dinamita o internet.
Porque si analizamos  el fuego, sí no hay duda de que es un invento básico para mejorar la calidad de vida humana, para permitirnos cocinar, calentarnos etc.  Pero curiosamente también sirvió para quemar en la hoguera a Miguel Servet, o para provocar incendios en parajes naturales dignos de admirar, o un caso aún más claro el de la dinamita, a priori un invento genial para facilitar la extracción de minerales, pero ¿y el uso qué le hemos dado? ¿Cómo podemos convertir un hito en el conocimiento científico en un potente arma de destrucción? No hay mejor respuesta que la que nos otorga Einstein: la estupidez humana es infinita.

Para los que aún permanezcan escépticos, quizás algo más reciente en la línea del tiempo sirva para abrirles los ojos, hablo de Internet, algo que en poco tiempo se ha convertido en  indispensable en nuestras vidas, a diario millones de personas acceden a la red para compartir datos, conversar con allegados, escuchar música… Pero ¿y qué me dicen de los nuevos delitos informáticos?  Suplantaciones de personalidad, estafas cibernéticas o incluso de las nuevos método de acoso. Vale, esto puede que se de en un pequeño porcentaje, ¿y la dependencia, o más bien adicción que poco a poco hemos ido desarrollando? Hoy en día, cuando caminamos por una calle concurrida, si somos algo observadores no tardaremos mucho tiempo en darnos cuenta de que pocos son los que caminan sin un smartphone en la mano, ya sea para comunicarse, consultar noticias etc. Hasta tal punto que no podemos vivir sin ello, nos sentimos desnudos sino tenemos acceso a internet por un periodo de tiempo, por muy corto que sea éste.


¿Y  a qué quiero llegar con todo esto? A hablarles, del avance que en no muchos años será una gran revolución, el poder controlar los genes, ya hay proyectos en marcha que prácticamente han conseguido modificar genes. Es un logro impresionante, y en éso estamos todos de acuerdo, pero ¿y sí hacemos lo que con los inventos anteriores? ¿y sí le damos un mal uso? Esto es algo mucho más serio, quiero decir, no es lo mismo decidir las características de una persona o modificarlas, que estar enganchado a un aparatito electrónico, si le damos un mal uso a la ingeniería genética, apaga y vámonos. No creo que como algunos lo definen estemos jugando a ser Dios, creo que si la utilizamos para conseguir que una persona, no nazca con una disfunción visual, o para patologías similares, es algo maravilloso, un avance médico impresionante, pero ya digo: ¿y sí nos volvemos a equivocar o al menos, se equivocan unos pocos? No soy capaz de imaginar siquiera como puede acabar la sociedad, de verdad, no lo asimilo. Creo que sería algo tan grave, que podría ocasionar conflictos a escala global, y no me refiero únicamente a conflictos morales, por ello, quizás allá que saber hasta que punto debemos investigar, y en que momento debemos frenarnos los pies a nosotros mismos, no porque la ignorancia sea buena, ni tampoco porque el afán por conocer y aprender haya que pararlo, sino porque, y termino como he empezado, somos estúpidos, en todo el ámbito de la palabra, y esto ya son palabras mayores. 

2 comentarios:

  1. Cuantos debates añoro hacer contigo y esa frase que abre tu artículo me trae muchos recuerdos.

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  2. Seguro que habrá oportunidades. Ya bueno, hay cosas que no hay que olvidar.

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