Cada día me preocupa más el hecho
de que el interés por la política entre los jóvenes haya descendido tanto en
los últimos años. Cierto es que tenemos muchas distracciones con las que antes
no contábamos, pero tal y como expresa Fernando Savater en “Política para
Amador”; el que no muestra interés por la política es irremediablemente un
idiota, le pese a quien le pese y le duela a quien le duela. También es verdad
que la clase política no ha puesto de su parte para levantar interés entre la
juventud, aunque sí que es cierto que esta nueva hornada de políticos jóvenes permite
comenzar a observar algunos rayos de luz entre la tenue actitud juvenil hacia
la actualidad. Pero aún así, la mayoría de jóvenes muestra una animadversión
hacia la política tan infundada como perjudicial.
Lamentablemente aquello de sino
te interesas por la política alguien decidirá por ti y probablemente contra ti;
se cumple en demasiadas ocasiones. Y yo me pregunto dónde están aquellos
jóvenes que cataban Al Vent, o que se dejaban la voz pidiendo el sufragio
universal, puede que se nos haya olvidado
los esfuerzos que han supuesto la consecución de los derechos que hoy
disfrutamos, pero dichos privilegios no se encuentran exentos de obligaciones,
y entre ellas en la democracia, se encuentra la de contar con la
responsabilidad de participar activamente en las decisiones políticas del
Estado. Esto no significa identificarse obligatoriamente con un partido
político en concreto, ni mucho menos, pero si que requiere de una actitud de
curiosidad de iniciativa, de esperanza en cambiar las cosas a mejor; también de
compromiso y de estabilidad, no es rebeldes sin causa lo que buscamos entre la
juventud; sino perspectivas de construcción.
Además, probablemente la política
no tienda hacia una división realizada por un trazado vertical que divida las
ideologías políticas en derechas e izquierdas, sino más bien en una línea
horizontal que permita realizar una división entre los que quieren un cambio para
mejorar la situación actual y los que por el contrario, prefieren estancarse en
lo que ocurre, o cuyas preocupaciones no se alejan más allá del fútbol o de
gran hermano (ojo, que como complemente de ocio no lo critico). Pero en cambio,
hoy día parece que la única utopía que se construye en la juventud es
precisamente la de que se construya una utopía por la que luchar, paradojas.